lunes, marzo 04, 2019

La Secretaria (2002)



Secretary (IMDB) "Pegame y decime Marte"

  “El trabajo dignifica…” decía alguien con mucho tino y nunca menos apropiado a este menester de recuperar la salud perdida. Cuando el "Trabajo es Salud, que trabajen los enfermos" o en este caso equilibraría mentalmente a los protagonistas, entre frases no hacemos una ciencia, por eso es inherente a este espacio socavar este meollo.
  Hablando mal y pronto...es imposible una relación amorosa satisfactoria y armónica entre un tipo de personalidad sádica con otra/o de características masoquistas, al menos eso quiere dar cuenta la historia. Ambos tienen en común la perversión del objeto sexual complementario, y nada más.
Ampliaremos...
  Tanto el masoquismo como el sadismo, y evitando definiciones que pueblan la internet y también discursos morales culturales heredades, se dirá que es un modo de enfrentar la sexualidad particular, elegida, sentida, aplicada, será estrictamente consensuada (como cualquier otra), teniendo una plenitud de las diferentes vertientes que caminan los cuerpos para colmar su deseo.
  Lo que no tiene parangón es el nivel de fantasiosidad del elucubrador de esta historia, que, aparentemente, sin asesoramiento se mete en la mente de estas patologías y mete la ídem- hondo, al pensar que el dolor es una moneda de intercambio, cuan oferta y demanda, y se oferta el que lo quiere infringir y quien lo quiere padecer. Esta quien disfruta sometiendo por lesiones físicas o psíquicas, y por otro lado el herirse para sí, que no es lo mismo que ser herido y quedar marcada por otro y/o para otro.
  La perversión sádica estaría orientada a ver padecimiento al infringir dolor, si como respuesta al dolor hay placer el círculo de goce no se le arma al sádico, y estaría frente a una frustración sexual, vincular, etc. Es como que el olmo te dé peras.
  Los cortes en el cuerpo obedecen un número amplio de orígenes, siempre se relaciona con una incapacidad de poner en palabras algo del cuerpo, y el impulso mudo se transforma en acto... con esta generalidad no agrego nada que no se pueda deducir, pero si pongo en tela de juicio que sea lo mismo la intimidad de la propia angustia, que el someterse al maltrato como intercambio vincular. Sería algo así como "Mi angustia, mi tajo" y "No te peines que no salís en la foto".
  Como buena película de ciencia ficción, termina la damisela en brazos del héroe y son felices para toda la cosecha... Bueno, en realidad ambos buscaban ser infelices juntos. El amor... esa zanahoria que cuelga frente nosotras/os/es con una caña de pescar que porta el inefable y siempre controvertido... Deseo.