El psicoanalismo tardío actual llora sus años dorados en esta pieza audiovisual, cuando era eje mediático ficcional de las grande producciones nacionales del fílmico artístico; quien pudiera volver el tiempo atrás cuando esta corriente de pensamiento y sus esbirros eran la vanguardia, y la gozaban.
Nada como ver las violencias históricas y las vanguardias perdidas en un mismo celuloide, porque el estupro clásico presentificado por estrellas rutilantes que comenzaban su carrera, con la subjetividad de la época que no ha avanzado mucho en el tema... mejor abandonemos.
También goza una drag haciendo "plot twis" digno de Nolan (no la notaste en el TOC) anticipado el movimiento o trascendiendo la existencia. Estas vicisitudes convivían con la una chispa de normalidad dentro de la picaresca de parejas abiertas, reprimidis y trabajo (terapéutico) sexual.
Estos temas brillan por su ausencia en el debate sesudo de los dispositivos de intercambio de ideas de la psicología... "debate", "ideas" ¿Con qué se come eso? Agradecemos a la hegemonía psicacalista de obturar toda discusión posible con su psicologismo cartesiano de un "Soy..." monolítico e impávido de toda penetrabilidad de las potencias circundantes, mientras el Judas Priest completa cantando "...la ley".
Todo es un poco más gris desde que se perdieron lo colores del hippismo sin Osde, y ganó la batalla cultural el simbolismo mágico de la sensación corporal y que todos los caminos conducen a la familia. Nadie ya recuerda cuando el psicoanálisis era fresco y móvil, cuando tenía microterapias y no pescaba con medio mundo para llenar su costal.
Se perdió la oportunidad, se siguen perdiendo la posibilidad y ya es tarde para toda implementación acorde al colapso que demanda micropolíticas implacables. Pero los ecos del delay que divulgan y presentan como novedad romantizaciones de una ingenuidad de roquefort.