miércoles, julio 05, 2023

The Whale (2022) La Ballena

  Hablemos (mal) de salud mental dijo está obra de entretenimiento audiovisual de distribución masiva que oscarizó por obra y gracias a la carrera, simpatía y padecer del actor protagónico que semblanteó una típica ingenuidad teatral, de la cual en formato película no se desembarazó porque no querían agarrar la pala.
   La fantasía pop del drama en cuatro paredes sirve para la sala under de teatro íntima con sillas plegables, pero en la pantalla grande, en un buen sillón y nachos con cheddar queda injustificada, sosa y devela lo inverosímil, bizarro y arbitrario. Ok, no es necesario que una ficción sea coherente con el mundo empírico, pero si que las ideas que se planteen sumerjan al espectador sin que este rompa el lazo de ingenuidad por forzamientos literarios. En un país en serio las conductas suicidas las atienden agentes de salud mental incluso en la casa, cuando la movilidad está imposibilitada... ¡Pero bueh! Esta ficción no está radicada en país del primer mundo.
  Hablar de cuerpas disidentas está bien, pero lo saturan cuando proyectan el final heróico no solicitado, para evitar la desilusión de no colmar la expectativa familiar resarciendo con dinero noblemente a su descendencia, que hay que ver si se lo administra bien o se lo gasta todo en NFTs. Parece que es obligatorio vivir. No me voy a angustiar si vas a morir como estás deseando que sea tu final... Me voy a poner contento. ¿Por qué sufrir si es lo que querés?... masoquismo, estupidez o desorientación.
  La reclusión autoterapéutica de un erudito divulgador de la nube que conmueve multitudes por la obra de sus verdades vertidas a través de su voz, como si fuera la mera instancia de solo exponer las ideas y ellas harán que te llenes de sensaciones y viertas tus dólares para que el dotado asegure el futuro de sus afectos más preciados y su propio final. Esto solamente puede sostenerse en el sueño húmedo de graduados en filosofía, chamanismo o psicología... ¡Ah sí! también dentro en un teatro para 100 personas es sostenible esa fantasía.
  Ingenuidad ontológica, casting oportunista y masoquismo oximoronizado son las esencias de esta propuesta implacable de lacrimosidad, tribunera y protoincluyente, porque si hubieran contratado un actor con obesidad mórbida (que los hay muy buenos) se habrían ahorrado bastante presupuesto en maquillaje pero perdían prensa del descrédito que sufría el elegido por haber sido vejado por productores y posterior exclusión por desórdenes mentales causado por la misma industria que ahora lo reconoce por resiliente... So nice!
  BASTA de forzar materialidad sensiblera, todo muy lindo pero no me interesa la historia del actor, director o productor, quiero una actuación acorde a la ficción y que esté bien escrita, si tengo que seguir los dramas de todo lo que rodea a la obra me están inventando una ficción dentro de la ficción y se confunde la obra de la operación política coercitiva de superación dentro de la superación... no me tomen de boludo.