Mr. Brooks (IMDB) Así da gusto estar loco
En esta ocasión esta producción cinematográfica quiere mostrarnos cuan interesante puede ser tener una psicosis alucinatoria crónica, tanto por la posibilidad de salir indemne de la situaciones más escabrosas, y a la vez ser un magnate de los negocios y buen padre de familia. Todo esto no lo puede hacer ni Superman, pues no existe al igual que el tipo de locura de Mr. Brooks.
El rasgo positivo de la historia es como el guión y el director quiere mostrar poéticamente la presencia de la voz que acompaña al protagonista, a los fines visuales hubiera tenido poco sustento escénico la sola presencia sonora, como se da en la gran mayoría de los casos de psicosis en la vida real, ya que la realidad no trae en este tipo de enfermedades una persona tan simpática para acompañar al protagonista en su aventura. La realidad clínica es que se presentan con mensajes tenebrosos y tortuosos que el enfermo padece, y muchas veces busca evitarlos llegando poner en riesgo su vida accediendo a por momentos a perder contacto con su entorno.
Es destacable que en todo momento las apariciones de la alucinación se da desde detrás del protagonista, y en ningún momento de la película ambos llegan a mirarse directamente a los ojos, respetando, o bien teniendo en cuenta, que este tipo de enfermedades mentales se presentan mayoritariamente con alucinaciones del orden auditivos. Lo que se plantea como confusión es que este tipo de psicosis alucinatoria de índole paranoide, tiene un lento y progresivo deterioro de la funciones mentales que no cesa con la medicación, y tienen dificultada para estructurar un delirio o sublimar, como es presentado en la película, en gusto de matar y de cómo logra evadir de ser encontrado y frente a la dificultad que se le presenta con el fotógrafo o con su hija, puede llegar un nivel de comprensión y resolución de la situación que escaparía para una persona normal. Lo reivindicarlo es más de una paranoia donde no padecen alucinaciones y si tienen un discurso completamente armado y de apariencia normal, esta patología puede un nivel de compromiso a su actividad y ser más calculador, pero no son más inteligentes que la media, es decir, ninguna enfermedad mental hace superhéroes.
El resto de la película rosa con lo accesorio, una persona con alucinaciones no es buen padre y difícilmente al mismo tiempo pueda tener este nivel de maestría para evadir las dificultades y “salir del agua seco”. Este caso es muy poco probable, pero claro si presentaran a un persona normal haciendo lo que hace el protagonista sería aburrida, como si así no lo fuera también, la alucinación o la necesidad de matar fueran una dificultad es entendible, pero no para el espectador, si lo es para el guionista o director que además de hacer ficción, hacen fantasía en este celuloide. Pero que familia aceptaría a un loco, asesino, adinerado de tío postizo.
En esta ocasión esta producción cinematográfica quiere mostrarnos cuan interesante puede ser tener una psicosis alucinatoria crónica, tanto por la posibilidad de salir indemne de la situaciones más escabrosas, y a la vez ser un magnate de los negocios y buen padre de familia. Todo esto no lo puede hacer ni Superman, pues no existe al igual que el tipo de locura de Mr. Brooks.
El rasgo positivo de la historia es como el guión y el director quiere mostrar poéticamente la presencia de la voz que acompaña al protagonista, a los fines visuales hubiera tenido poco sustento escénico la sola presencia sonora, como se da en la gran mayoría de los casos de psicosis en la vida real, ya que la realidad no trae en este tipo de enfermedades una persona tan simpática para acompañar al protagonista en su aventura. La realidad clínica es que se presentan con mensajes tenebrosos y tortuosos que el enfermo padece, y muchas veces busca evitarlos llegando poner en riesgo su vida accediendo a por momentos a perder contacto con su entorno.
Es destacable que en todo momento las apariciones de la alucinación se da desde detrás del protagonista, y en ningún momento de la película ambos llegan a mirarse directamente a los ojos, respetando, o bien teniendo en cuenta, que este tipo de enfermedades mentales se presentan mayoritariamente con alucinaciones del orden auditivos. Lo que se plantea como confusión es que este tipo de psicosis alucinatoria de índole paranoide, tiene un lento y progresivo deterioro de la funciones mentales que no cesa con la medicación, y tienen dificultada para estructurar un delirio o sublimar, como es presentado en la película, en gusto de matar y de cómo logra evadir de ser encontrado y frente a la dificultad que se le presenta con el fotógrafo o con su hija, puede llegar un nivel de comprensión y resolución de la situación que escaparía para una persona normal. Lo reivindicarlo es más de una paranoia donde no padecen alucinaciones y si tienen un discurso completamente armado y de apariencia normal, esta patología puede un nivel de compromiso a su actividad y ser más calculador, pero no son más inteligentes que la media, es decir, ninguna enfermedad mental hace superhéroes.
El resto de la película rosa con lo accesorio, una persona con alucinaciones no es buen padre y difícilmente al mismo tiempo pueda tener este nivel de maestría para evadir las dificultades y “salir del agua seco”. Este caso es muy poco probable, pero claro si presentaran a un persona normal haciendo lo que hace el protagonista sería aburrida, como si así no lo fuera también, la alucinación o la necesidad de matar fueran una dificultad es entendible, pero no para el espectador, si lo es para el guionista o director que además de hacer ficción, hacen fantasía en este celuloide. Pero que familia aceptaría a un loco, asesino, adinerado de tío postizo.
