La muerte es parte del cine como lo es de la vida, pero los que vuelven de la muerte sólo se puede ver en un genero que está... muy alejado de las... películas... ¿románticas? Ahh, no! Este muerto se murió pero insiste cuando muerto por preparativos de cuando vivo... ¡Ahh, pero que hincha pelotas importante!
Cuando se pierde un ser querido es duro y lo que más cuesta es situar al finado de, ya sea en cadáver fresco o seco, te moriste y tengo que seguir mi vida. Al ver esta película uno puede llegar a pensar en algunos tramos "morite de una vez y dejala en paz" cuando vislumbra los pesares de esta viuda que enfrenta con pesar estas cartas del occiso que coquetea con el bullying. Sin ser una película de zombies, el muerto vivo que tenemos como coprotagonista se empecina en dar enseñanzas postales a su, aún viva, viuda que da a las luces un deseo morirse para cagar a trompadas a este novio que no se quiere morir aún muerto.
El séptimo arte no tiene la responsabilidad a veces tampoco sensibilidad, como ya conocemos y señalamos en esta isla psicológica de la web, de representar, lo que conocemos, si es que hubiese, una realidad posible y menos en salud mental, pero si podemos pensar cual sería la opción saludable para transitar un duelo y no llegar al punto de decir "Por favor muerto de mierda morite de una vez". El surgimiento de recuerdos compartidos con la figura ausente afectivamente significativa, hacen a un trabajo de separación emocional involuntaria, ya que no es una decisión propia la muerte y las huellas del otro emergen sin esfuerzo de nada ni nadie, aunque sea normal y saludable no evita la pena en un principio, se puede volver patológico si se sostuviese en el tiempo mermando las actividades y responsabilidades sociales previas a la pérdida, para esto es necesario un control no estricto pero si consciente del entorno que vele por una adecuada reinserción a la vida cotidiana con la nueva configuración que se vivencia con el faltante. Durante la trama aparecen cartas desde el más allá, gracias al apoyo de seres vivos, apodados amigos del finado y viuda, que circundan negligentemente a esta protagonista que ansía rearmar su vida y encuentra a su alrededor la peor calaña con las mejores intensiones.
Las pseudo comedias-románticas-dramáticas pugnan por hacer del público femenino un observador más feliz, idioticamente hablando, se mienta deliberadamente perdiendo el fin de entretener y terminan dando cátedra de como vivir y enfrentar las vicisitudes de la vida. El momento de pérdida es dramático y punto, no se puede hacer menos doloroso, hay que remangarse y laburar. Las cartitas del más allá son la locura misma.
Apretar por el lado más flaco, como se hace en esta crítica, es fácil por que este cine de soluciones baratas y realidades caras está muy flojo de papeles, sin lugar a dudas equivale a la industria de buscar hacer dinero con las miserias escabrosas y dolores ajenos, con un tema delicado que este celuloide se mofa bizarramente.
Un gran número de personas transitan duelos con anhelos de recuperar lo perdido, con esta premisa pueden abrazar a esperanzas de felicidad banal alucinatoria, y el retorno del ser querido perdido más no sea en forma de fax, evitando un trabajo interno de la personalidad de reestructurarse. Tratar con simpleza y estética agradable puede y es irresponsable, una falta de respeto por tener premisas fantásticas encolumnándose en una comedia romántica, la cual, como genero, viene dándonos las calumnias más grotescas sobre la especia humana en los últimos años del cine.
En el final cuando pasan los títulos puede uno encontrarse con la sensación de gratificación que semejante psicópata postal se haya muerto, y que la viuda pueda tener una vida a pesar de... y tener un nuevo comienzo.