Trabajar en salud puede quitarla misma... dicen por ahí, y este caso que nos ocupa hoy suele decir "todo el mundo miente", frase que se podría aplicar a los guionistas teniendo en cuenta que se trata de televisión.
El personaje elegido en esta oportunidad manifiesta un banquineo con lo antiético y convencional de la práctica médica constantemente, o más bien por el lado de lo conocido estético de lo que es el arte de curar, que como nos tiene acostumbrado el mensaje que baja del norte es "el fin justifica los medios".
El recorrido de los ocho años de capítulos el protagonista transita por estados tan disimiles como imposibles de nuclear, la tentativa inicial es la de pensar que es posible que la personalidad puede hacer pie en el narcisismo, egocentrismo y muy baja tolerancia a la frustración y al mismo tiempo la melancolía con alucinaciones; pero sabemos que el objetivo de una serie es mantener el público atengo se piensa un abanico de posibilidades (llegando a ser fantásticas) y dependiendo de la audiencia se utilizada cada carta.
Es curioso que siendo egoísta y/o egocentrista añore la relación con una ex, situación que lo deja sin lugar vulnerable, instancia que va en contra de poder controlar y manipular a otros (entre bomberos no nos vamos a pisar la manguera). Siendo que atiende fervorosamente cuando se trata de falla ajena tanto en colegas, superiores, pacientes y amigos, como en general vive un perverso.
La búsqueda de amor no está dentro de la posibilidades de un perverso, ya que la satisfacción está en dominar y no en compartir o hacer feliz al otro; en la búsqueda de dominar puede surgir frustración cuando un escalón le pospone un fin que persigue pero de ninguna manera realizaría acciones que lo muestren desbordado y aún menos que lo alejen de su fuente de goce, como estar preso por entrar con un auto al comedor de su jefa. ¡Pónganse de acuerdo guionistas!.
El dolor de la pierna y las alucinaciones por la medicación son cartas que rellenan y acompañan la trama en los ocho años entre lo comprometido a su tarea y la genialidad al dirigir un equipo de diagnóstico diferencial, siendo, por lo menos, exagerado lo florido y grandilocuente que aparece en los momentos más agudos de la adicción cuando en realidad el único motivo que ataría a un psicopata el consumo es el poder que le brindaría a su meta y no entorpecerla.
Las fantasías y ciencia ficción que esconde este melodrama, están al nivel de cualquier expresión audiovisual que pueda tener extraterrestes, zombies o un dueño de multinacional sensible.
Las fantasías y ciencia ficción que esconde este melodrama, están al nivel de cualquier expresión audiovisual que pueda tener extraterrestes, zombies o un dueño de multinacional sensible.