lunes, noviembre 13, 2017

La Clinica (2017)


Clinical (IMdb) "-Dra. me duele acá. -A, mi igual."

  Dicen que soy botón... Desde este espacio queremos señalar que bajo ninguna circunstancia un profesional de la salud puede ni debe aburrirse escuchando un paciente, señal de esto puede ser la necesidad de un replantear del tratamiento, cambiar la estrategia, darle el alta al paciente o que el profesional abandone la práctica y se dedique al testeo de sommiers. Entendiendo que es vital cada apreciación de quien pide ayuda, tanto por respeto como también que es material con el que se trabaja. Aclarado esto, continuamos con la poética danzante de locura mal diagnosticada.
Lo importante es que...
  Resuena en algunos ámbitos laborales “donde se come, no se caga”, esto se aplica a trabajar en la casa, cuando de por sí ya se está poniendo el cuerpo para recibir a un padeciente de experiencias movilizantes, poner las paredes y etc, potencia el encierro ostrásico que es distinto de estrábico... pero también podría ver mal, al escuchar mal.
  También se escucha “Quien iría a un dentista con los dientes picados”, cuando se trata de recibir el padecer ajeno habría que estar en condiciones o tener un padecer por los menos transitado exitosamente. El criterio de autocrítica de lo no resuelto en la propia vida del profesional sirve a los fines de autolimitarse sobre los propios alcances, ya que nada ni nadie puede hacer todo en todos los ámbitos de desarrollo profesional.
  Lo que también pasa es “Si yo ya puse plata, mi pedazo donde está”, si el paciente viene a SU sesión a hablar de sus problemas en que cabeza cabe que el agente de salud, en este caso mental, acuda a su propio duelo o trauma no resuelta en plena sesión ajena… (tuve que sacar la manos del teclado para arrancarme los pelos de jopo de la bronca, en que estaba... ah, sí).
    Resulta que si el profesional de la salud atiende a sus pacientes sin estar en condiciones, termina siendo el loco calculador pero ansioso... manipulador pero desprolijo y cabe la pregunta...¿Dónde quedó la empatía?