Comenzaremos con una series de replanteos que constaran de varios artículos sobre los géneros cinematográficos donde se planteará el terreno ganado por esta tendencia de querer normalizar la psicopatía.En el caso de los héroes no es menor y a la vez es un tema que atraviesa toda la historia de la humanidad de manera diferente, por el color de cada época, claramente; cuando hablamos de estar en un camino y forjar un destino hay una persona que se distingue por haber realizado una hazaña extraordinaria que requiere de mucho valor, así pensamos en un héroe...
La construcción de esa proeza no es menor teniendo en cuenta el contexto, el enemigo y la armas con que cuenta. En el cine actual se han potenciado las inclemencias de la aventura heroica, con la consecuente premisa que éste tiene que ser mártir también, algo va a perder en la concreción de su hazaña, y esto implica, por la grandilocuencia actual que habrá miles de muertes humanas para salvar unas pocas, importantes para la trama, pero en detrimento del humano que se precie como tal; pero esto suena a otra cosa...
¿Qué pararía si un héroe quisiera que nadie padezca sufrimiento por encontrar su victoria? ¿Por qué es aceptable un daño colateral? ¿Cuándo cambió la idea de que hay que gente que no se puede salvar? ¿Por qué pregunto tanto?.
Nos enseñan que el mundo es para todos lo que acepten su precio, pero desde cuándo. Las respuestas son simples y podemos encontrarlas al salir y ver una vereda rota o alguien pidiendo comida, pero desde cuando no nos corresponde desde este espacio delimitar eso.
El estar en este mundo nos hace participar involuntariamente de una serie incontable de atrocidades, innecesarias o para el discurso cinematográfico reinante, vitales. Sin saber caminamos en autos que nada obtendremos sin el sudor de nuestra frente y cada avance ese vivido como una hazaña heroica que invade y potencia la autoestima positivamente, ahora es necesario que alguien en el Congo se muera para extraer el coltán para que funcionen las baterías de los celulares.
La faceta nefasta es que estamos frente al reconocimiento y festejo del logro hacia un ídolo que se vale de los más bajos recursos para obtener lo anhelado, instalando el vale-todo en todas las dimensiones. Pero evitando moralinas baratas, o caras, hay que registrar que los instrumentos de convivencia consecuentes de la vida cultural, normas o leyes, velan por el bienestar común y el correcto funcionamiento de ellas sería innecesaria la aparición de héroes perversos.
Las proezas egoístas publicitadas sistemáticamente, con la concomitante desvalorización de la vida humana no es la visión más amplia o real, son grandes logros estéticos haciendo del horror un festín estético de la necrología pretty.
Pichones de psicópatas que pugnan por ser exitosos, millonarios que se convierten en billonarios, poderosos que se angustian por no manipular-rosquear lo suficiente y nos faltan categorías para poder ejemplificar ya que el potenciamiento del pus trae más ídem.
