De los grandes problemas de la especulación temporal lejana teleológica ficcional, es la asunción de algunas variables como inamovibles, las cuales, por obra de la casualidad son las bases del conservadurísticamente dentro de la cultura.
Esto quiere decir que en el entretenimiento de distribución masiva, hay un espectro de elementos que sería aceptable que el tiempo y el "progreso" cambien y otras no. Más allá de que tibiamente se deslicen nuevas tecnologías seremos igual de idiotas, porque la tendencia general es la de estetizar y esterilizar un desarrollo en la aparatología conviviente el humano sin, o casi nulo, avance en psicológico o solución a la concepción del "Ser".
No me refiero a la pueril idea de los poderes "psíquicos" que de nada sirven si mantenemos sin explorar la creación de nuevos placeres o que se puedan desear cosas cosas que no existen. Claro, los emporios comerciales se atan a la cosmovisión hegemónica vetusta, que traza sus las rencillas menores sobre el reconocimiento del otro y si nuestro kiosco vale la vida.
Si se hiciera una raconto de los augurios de las ficciones que se podían cernir sobre el momento actual, se puede apreciar la baja asertividad en conquistas sociales/ambientales, y menos sobre la distribución de la información agilizada de un saber hacia alguna verdad. Como hoy tenemos todo resuelto y superado, podemos pensar en lujos y viajes a otras galaxias, no -joya nunca taxi-.
Si en la libertad creativa del arte no hay una experimentación acorde a la existencia que atravesamos, pocas esperanza en el futuro hay que tener.