Cine nuestro de cada día, santos sean los no propagandísticos, y perdonaremos a los que pugnan por evangelizarnos si nos dejan bajarlas gratis por la red. Libranos de MCU, amén.
De un cine padecemos y del otro admiramos, cuál es cuál... se podría decir. Este espacio lo vengo adornando de manera ecléctica, con un menefreguismo sistemático del cine en general y con un poco de rigor técnico hacia la salud mental e/o integral y un posicionamiento concreto a favor de la apertura de discursos, o bien, criticar los absolutos.
Mal abordaré al cine desde este artículo, porque hago foco tanto en el cine que hace hervir el alma y me envejece el sistema nervioso, como del que da la vida. Cuando hay una expresión artística que fosiliza las posibilidades de desarrollo, le salto a la yugular para darle un chirlo insignificante desde este humilde rincón de lucha.
Convengamos que cualquier cine busca vender butacas en las salas y ninguno es feliz con películas sin público. Los géneros son una dimensión que va más allá de la historia plasmada en una pantalla, porque va sumida a un colectivo que fomenta valores... y me van a decir que el valor es matemático y el arte de hacer dinero también ídem... No es arte ni ciencia, no jodamos. Tampoco se puede llamar arte a todo (y ciencia menos), un oficio o trabajo y las relaciones humanas, no es lo mismo que una chispa creativa y revitalizadora.
Si el cine no investiga sobre las posibilidades humanas, estamos fritos. Perpetuar cánones antediluvianos por el vil metal es lo que se plantea como grieta aquí. Siempre hay que elegir el lado informado de la vida, nunca el paquete cerrado herméticamente... y tampoco que te pongan las manzanas feas en el fondo de bolsa... ni el vino de oferta del chino que siempre está picado.
De un cine padecemos y del otro admiramos, cuál es cuál... se podría decir. Este espacio lo vengo adornando de manera ecléctica, con un menefreguismo sistemático del cine en general y con un poco de rigor técnico hacia la salud mental e/o integral y un posicionamiento concreto a favor de la apertura de discursos, o bien, criticar los absolutos.
Mal abordaré al cine desde este artículo, porque hago foco tanto en el cine que hace hervir el alma y me envejece el sistema nervioso, como del que da la vida. Cuando hay una expresión artística que fosiliza las posibilidades de desarrollo, le salto a la yugular para darle un chirlo insignificante desde este humilde rincón de lucha.
Convengamos que cualquier cine busca vender butacas en las salas y ninguno es feliz con películas sin público. Los géneros son una dimensión que va más allá de la historia plasmada en una pantalla, porque va sumida a un colectivo que fomenta valores... y me van a decir que el valor es matemático y el arte de hacer dinero también ídem... No es arte ni ciencia, no jodamos. Tampoco se puede llamar arte a todo (y ciencia menos), un oficio o trabajo y las relaciones humanas, no es lo mismo que una chispa creativa y revitalizadora.
Si el cine no investiga sobre las posibilidades humanas, estamos fritos. Perpetuar cánones antediluvianos por el vil metal es lo que se plantea como grieta aquí. Siempre hay que elegir el lado informado de la vida, nunca el paquete cerrado herméticamente... y tampoco que te pongan las manzanas feas en el fondo de bolsa... ni el vino de oferta del chino que siempre está picado.
Más adelante nos ocuparemos de la ciencia vs el arte.