Por extrañas razones que se intentará poner luz (spoiler alert, no se logra), se da una combinación de dos instancias que esencialmente no tienen cercanía, por un lado matar y por el otro el sentirse pleno en ropas del sexo opuesto o bien apreciarse a si mismo como del sexo opuesto.
La posta es...
La posta es...
Qué sustancias consumen cuando escriben para llegar a conectar esto, nadie sabe salvo del dealer del escritor, pero si vemos en reiteradas circunstancias de la historia del cine, repiten ésta fórmula de afirmar que los asesinos son personas con algún tipo de perversión, como si matar no fuera suficiente perve.
Se puede afirmar que existen un caudal nulo, de asesinas mujeres que se vistan de hombre para matar; con lo cual haría pensar que los hombres ni ese lugar le dan cupo al sexo femenino, que incluso por culpa de no dejar espacio se visten de mujer.
Matar a otro está penado por la ley desde que el mundo es ídem, que un hombre se vista de mujer según la cultura tiene una pena social y las más crudas son sobre el estilo y lo cercano a la moda... fuera de la sorna, hay que aclarar que no existe conexión real del deseo de matar al deseo de travestirse, y que la reiteración es simplemente un sello estético de un género incipiente que ha tenido una moda entre faltos de creatividad.
Es un poco irresponsable banalizar estéticamente sostenidamente algo imposible de comprobar y estigmatizante para una minoría, tanto para los drags, travestis, gays, etc... Como también para los asesinos que no son un colectivo muy representadas sus voces más que por sus abogados.
Es tranquilizador para el ingenuo que lo peor de la sociedad esté representado por lo estrafalario o distinto, que se dé en la realidad y que el espectador desprevenido asuma esto como información y como un conocimiento posible es problemático. Hablemos cosas raras como políticos no perversos.
Matar a otro está penado por la ley desde que el mundo es ídem, que un hombre se vista de mujer según la cultura tiene una pena social y las más crudas son sobre el estilo y lo cercano a la moda... fuera de la sorna, hay que aclarar que no existe conexión real del deseo de matar al deseo de travestirse, y que la reiteración es simplemente un sello estético de un género incipiente que ha tenido una moda entre faltos de creatividad.
Es un poco irresponsable banalizar estéticamente sostenidamente algo imposible de comprobar y estigmatizante para una minoría, tanto para los drags, travestis, gays, etc... Como también para los asesinos que no son un colectivo muy representadas sus voces más que por sus abogados.
Es tranquilizador para el ingenuo que lo peor de la sociedad esté representado por lo estrafalario o distinto, que se dé en la realidad y que el espectador desprevenido asuma esto como información y como un conocimiento posible es problemático. Hablemos cosas raras como políticos no perversos.