Memento (IMDb) "Loco y crudo"
"Mira mamá sin manos" debió decir alguna vez el rebelde escritor de esta historia en su infancia, y desde entonces se dedicó a pensar como deshacer lo establecido en todos lo ámbitos que pululaban conceptos vetustos de rancias intenciones, hasta que lo plasmó en una película contada inversamente.
Así se ve el reverso de Freud. Fuera de las alegorías psicoanalíticas que si bien no aplican también están de más; porque en esta pieza artística vemos ideas muy interesantes bien actuadas, dirigidas y etc sobre una premisa del horror capacitista, denigratorio del diferente y que sostiene la idea del loco malo, asesino, caca, pedo, pis.
La frescura siempre se agradece cuando se mira una ficción en la pantalla, cualquiera sea su tamaño. Es llamativo lo problemático que se presenta para los guionistas el tema de la salud mental, quedando plasmada la convicción y el desinterés al unísono, por un lado la incomodidad que genera una condición para poder sobrevivir en inclemencias de por sí cruentas, sin cerco protector y si bien hay un registro respetuoso aunque exagerado en sentido grotesco.
Es notorio, burdo y chabacano el uso en la trama del personaje por los demás que asimétricamente hace uso de la diferencia, como si esa voluntad sea la del que no puede decidir, replicando de esta manera la ignominia de les que tienen un lugar de partida inferior, pero evitando el ominoso término de empatía que no empata nada si no baja la marcha acompañando al que camina más lento.
Quién no se ha querido quedar con un recuerdo para siempre o bien acordarse ciertas cosas y borrar otras, piensa el espectador en los espacios de reflexión al finalizar la proyección. Eso es justamente lo que no puede hacer el protagonista que mantiene involuntariamente este último recuerdo fijado, y su nebulente actualidad abunda la falta total de contención, que si bien no importa a la historia cual es su sustento estaría bueno un poco de verosimilitud, o si van a bardear las reglas lógicas que no se detengan y terminen todos volando o que aparezca una horda de zombies.
El final feliz de esta expresión audiovisual es no padecer de esta lesión en el sistema nervioso, que de por si son pocas las veces en la historia del cine, que el vidente termina en una posición superior al ficcionado, ya que cuenta con la posibilidad de recordar y organizarse cronológicamente en este apocalipsis planetario con algo, seguramente, de apoyo por pares o cercanos (me incluyo en el privilegio).