Serie: Touch
Actor: David Mazouz
"Los locos y los niños tienen razón" y aquí tenemos un niño loco.
Una serie con un protagonista autista como premisa parece ser casi tan aburrido como ver un partido de futbol (no importa quien juegue, y si te molesta este comentario etc.). Para matizar la inacción tenemos un padre luchón, modelo de vertiginosas experiencias que dará todo para que su hijo sea no-ídem.
Fuera lo fantaparanoico de la trama de un más allá la conciencia humana y la conexión con quien sabe, se suma una incontable cantidad de golpes bajo con ribetes sensibleros efectistas que harán de sus lágrimas, posiblemente, puedan dar vida a las plantas cercanas (en el caso de verterlas en ellas). Es la herramienta ya conocida que se aplica con clímax musicales/actuacionales emotivos izados cuan bandera a la pantalla, espejando nuestras miserables particularidades que nos endilgan.
Lo interesante de este personaje protagónico pasivo/activo es lo bien presentado que luce su impavidez de poca elocuencia con la palabra logra todo lo que se propone, correspondiendo en líneas generales a lo que se conoce del cuadro que ya el peso que le da al sentido de la misma y la importancia superlativa se contrapone con la de su padre (sorpresivamente poco acostumbrado), el mundo circundante y del espectador que vive con ese cuerpo significado por el eco del hecho de que hay un lenguaje.
La garrafal y tenebrosa acepción en la que cae remanidamente este tipo de ficción de distribución masiva hegemónica, es que la enfermedad mental sería la confirmación de que hay un otro mundo que está fuera de nuestra comprensión y que penamos en este por no entender aquel que no existe, cuando justamente lo que enferma es este mismo mundo pero es más fácil echarle la culpa a la mano invisible del mercado (que son ellos/nosotros mismos que estamos sin conciencia de clase).
La propaganda catolicista del mesías está bastante lejos del camino del héroe, no le mintamos a la gente.