jueves, marzo 05, 2015

El Exorcismo de Emily Rose (2009)

The Exorcism of Emily Rose (IMDB) ¡Loca! Vos, tu familia y tu sacerdote

  Las fantasías en el cine colonizante comercial del norte gustan, no siempre buscan explicaciones hechos misteriosos, pero en general terminan optando por la creencia antagónica del bien y el mal, cielo y/o infierno.
  Ya no alcanza con tener un monstruo en la actualidad, en esta película vemos que se intenta acercar una humanización del fenómeno espiritual donde se superponen almas en un cuerpo (usuario natural + demonio/s = posesión) y los posibles ribetes a nivel de la salud mental, teniendo en cuenta que se trata en sí del juicio sobre la muerte de la padeciente;  este tema religioso no sería el campo el cual ocupamos en este espacio. Si estamos frente al dilema que se plantea cuando al loco, en este caso loca, no se busca entenderla y se prefiere la explicación fantástica que aliviaría la responsabilidad en el entorno, situación común en la práctica clínica, siendo que en la historización de una locura ilumina las locuras cercanas.
  La srta. poseída crece en una familia con ambiciones cortas y futuros poco prometedores, donde con espejitos uno quizá comprar un tractor; dicha cualidad no representaría una dificultad si continuase con el mandato heredado, pero rompe con la costumbre; a lo que se apunta es que podría pasarle a la que lleva el nombre en el título, quizás el peor mal de la humanidad, la culpa. Esta surge por dejar atrás el lugar que la vio crecer hacia horizontes desconocidos y llenos de incertidumbre. Para enfrentar este mundo nuevo la heroína lleva en la mochila una debilidad generacional de no poder generar una red que pueda sostener nuevas estructuras, a los fines de construir más y mejores mecanismos para enfrentar lo imprevisto ( por ejemplo: angustiarse). Hasta el más seguro de los mundos puede caerse por un duelo-culpa sin elaborar.
  Para muchos la psicología está más cerca de la estos temas espirituales que de ser una ciencia propiamente dicha, gran felicidad deberá surgirles al ver que ocupemos este espacio (de "resistencia a la desinformación") de la nube para la brujería, y sin darles el gusto se hablará de la dificultad diagnóstica que se presenta y cabe señalar que tenemos la suerte de estar en un momento histórico donde al diferente se lo escucha y al difamador estético serial no.
  Retomando el caso, es menester señalar que el tratamiento para un loco no puede pensarse sin un cruce de teorías que se complementen, la farmacología y la psicología (interdisciplinas), también pensar que la locura se puede tratar de un edificio que se armó con materiales no acordes al mantenimiento de la estructura, de la personalidad, para poder remediarla puede tardar no menos del tiempo en el que a trascurrido la disfuncionalidad; sucede también que la práctica terapéutica obedece al trabajo cotidiano y sostenido en el tiempo de las indicaciones del equipo profesional a los fines de ensayar lo que puede ser la estabilidad, de la personalidad, tan anhelada. Esto implica hacer el tratamiento y no esperar resultados positivos a los dos días de comenzarlo, en el transcurso puede haber bajas y altas, ya que no se trata de una ciencia exacta y cada paciente es único (quiero ver si 2+2 se puede sumar a sí mismos).
  Nunca un tratamiento para la psicosis o epilepsia iba a funcionar del todo en este caso, ya que la base de la personalidad no respondería completamente, la histeria podría condecir con la teatralidad de las escecificaciones, aquí en su versión grave, se manifiesta un riesgo por las creencias heredadas y un fin heróico, simbólico y ejemplificante.
  En el caso surge el miedo a lo desconocido, y cuando se trata de salud mental las elecciones no siempre tienen que ver con conocimientos nuevos, o por el contrario, pueden orientarse hacia lo clásicos y más arcaicos. Muchas veces pasa que la incapacidad de nombrar simbólicamente tanto o peor mal que el nombrarlo.
 A principio del siglo pasado Freud argumentaba sobre la capacidad de las histéricas en copiar síntomas ajenos a su cuadro, generando desconcierto al diagnósticar y en consecuencia administrar un tratamiento. En algún momento se pensó como la enfermedad mental que copia, en tal sentido se puede entender por que varios de los síntomas que cesaban con el tratamiento, así como la anoréxia voluntaria, los ataques estrafalarios, autoflagelaciones y una voluntad de trascender a través del padecer que busca encarnar con el objetivo, quizá, de deslumbrar con el sufrimiento más atroz vivido por un ser humano. Teniendo en cuenta que en el medio está la vida de una persona los recaudo tendrían que ser mayores a los fines evitar el peor de los desenlaces, incluyendo todo el conocimiento desarrollado hasta la fecha, ya sea americano o europeo, se podría pensar otro final.
  Aquí se hace educación psicocinéfila y la deuda es con el lector, se afirmará que dar esperanzas de falsas penurias, el poder del que se debe temer no viene del lado de los muertos... viene del lado de los vivos. De las personas que dicen como y con que tenemos que curarnos, comer, dormir, admirar, seguir, besar o babosear, sin este lineamiento no se puede entender una intensión tan plena precisa y dirección de socavar voluntades de desprevenidos mortales que tienen el único fin de vivir, y se encuentran con los que solamente tienen el fin de hacer vivir a su manera a los demás a través de sus poderes reales de influencias sociales y culturales.
  La película nos lleva por lugares aterrorizantes con el único fin de hacer entretenida una historia mal contada por sus protagonistas, mal diagnósticada por sus médicos y gozada tetricamente por su padeciente quien fue la única que logró su cometido.
  La pregunta final y la que cualquiera haría es... ¿Para qué quiere venir un demonio para este lado? A trabajar diez horas por día, pelearse por el cambio con el kiosquero, improperiar al colectivero que mancha en su paso por un charco a nuestro atuendo recién planchado... y bueh

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