Retomando la sección interna de malas titulaciones fílmicas que tienen alguna o hacen referencia a la salud mental, que terminan no reflejándose en la trama. Se señalará que estamos frente a una película donde el protagonista transita la búsqueda de identidad y enfrenta un amor (aquí podrían ir éstas últimas palabras en negrita, subrayadas y en tamaño grande), quien se encuentra amorosa y sexualmente atraído por una persona mayor que él.
En una sociedad moderna, avanzada, madura que se comunica por un sin fin de medios ¿Se puede pensar que todavía llame la atención la felicidad de la minorías? Habrá que desestimar como parafilia o vínculo sexual enfermizo el sentir amor de pareja hacia una persona mayor o menor que uno en este caso, siempre hay que pensar caso por idem, priorizando lo humano por sobre lo técnico y la salud por sobre el diagnóstico.
Todo lo que no tienda a la perpetuidad de la especie se toma como parafilia, pero el humano no se encuentra en peligro de supervivencia hace siglos; podemos pensar teniendo en cuenta el amor desde una decisión consensuada y madura entre
adultos, que sea sano aún cuando haya diferencias. Donde cada uno reconoce al otro con cada una de sus
características, y ama a todas ellas sin cuestionarlas o querer
cambiarlas. ¿Se puede cuestionar? El que esté libre de piedra, que lance su primer pecado.
De ninguna manera, en la película, aparece en la historia que cuentan sobre este joven, una perversión, los sentimientos que tiene el enamorado joven, autodenominado fetichista, son fuera de lo que, técnicamente, entendemos como alteración de la salud mental. El fetichista disfruta de su objeto fetiche como una meta en si misma, sin importar el otro portador, pudiendo ser el objeto satisfactor de deseo una bota o un taladro percutor, quien lo luzca tendrá el brillo de colmar de felicidad a su fetichista partenere, dicho brillo lo tendrá quien lookee este elemento.
De ninguna manera, en la película, aparece en la historia que cuentan sobre este joven, una perversión, los sentimientos que tiene el enamorado joven, autodenominado fetichista, son fuera de lo que, técnicamente, entendemos como alteración de la salud mental. El fetichista disfruta de su objeto fetiche como una meta en si misma, sin importar el otro portador, pudiendo ser el objeto satisfactor de deseo una bota o un taladro percutor, quien lo luzca tendrá el brillo de colmar de felicidad a su fetichista partenere, dicho brillo lo tendrá quien lookee este elemento.
Lo que surge en el adolescente en la película es un fascinación por la gente de avanzada edad, con una dedicada admiración, que dista mucho de una de ser diagnosticado con el título del film. Los estereotipos estéticos heredados llevan en cada momento histórico, y más hoy, a una compresión consensuada, social, de lo que es bello y lo que no, la juventud está sobrevalorada y cualquier minoría que sea ajena a lo comercialmente impuesto será patológica como, aparecen en la trama el, ser negro, paciente psiquiatrico, anciano y gay. Discriminemos entre lo que sería locura y el amor y no anterior, una conducta sexual puede convertirse en parafilia si compromete la vida social o la capacidad de deambular por el mundo, respetar maneras de deseo parece que es lo que está enfernando.