viernes, octubre 26, 2018

Géneros Cinematográficos: Exorcismo = Violaciones Divinas

  Aun que el cine se haga eco ambivalentemente, la ciencia avanza que da calambre... mientras en misas y confesionarios se ciernen culpas de fieles, los curas con sus palabras datan de hace más de dos mil años ningún progreso; el frente de batalla de los dolientes están con los agentes de salud, desenviados de Dios, aplican técnicas y herramientas comprobadas empíricamente.
  El vínculo de la iglesia con la salud mental es por lo menos polémico, y por lo más inconectable, sobre los casos que corporizaremos en estas palabras donde una ajenidad diabólica domina el cuerpo de una mortal, y es el representante de la iglesia quien acude a salvarla.
  Nos encontramos con ...
  La mujer asumida como un ser en el mundo igual y a la par del varón en toda la historia de la humanidad a sufrido de tortura y maltratos a manos del hombre, directamente o no. La posesión diabólica para la mujer, como la divina para el hombre, como parece el ordenamiento binario de la lógica eclesiástica, favorece una vez más bíblicamnte o los cargos del catolicismo y su consecuencia en la cultura.
  El exorcismo, afirmaremos, que clínicamente no existe como tratamiento para el síndrome de posesión demoníaca en el cuerpo y si puede darse un padecimiento del orden de la epilepsia, crisis psicomotriz o locura histérica; esto se ha transformado (estetizado) en un género literario cinematográfico en sí mismo por la insistencia de las expresiones artística, con buenas y malas, divertidas y horrorosas versiones que por lo apropiado y real de un fenómeno que despierta desde distintos enfoques un interés morbológico (si, del morbo). Uno de ellos es el ver una mujer sometida por y para un hombre, que se nombra así como representante de un orden religioso que viene a dar luz sobre oscuridad.
  La fantasía de la mujer deseante sexuada es una amenaza a los estatutos de una institución, milenaria=vetusta, que implora por la castidad generalizada y el penar de las almas si no se abdican a la mano de un supremo que, siempre, se corporizada en un hombre asumiendo que se inmola por voluntad de, ese que llamaremos, dios para que se le estirpe un demonio a la mujer poseída  mojándola, atándola o golpeándola en un ambiente de intimidad y sin protección de terceros.
  Algunos interrogantes sin respuesta:
  ¿Cuándo será que un hombre sea poseído por un demonio y venga una mujer de convicciones fervientes en figuras femeninas ancestrales sanadoras del alma aplaquen la maldad en este mundo bienaventurado? (Nunca, pero damos ideas gratis para realizadores que después serán victimas o victimarios de este espacio de amor inescrupuloso hacia el arte visual)
   ¿Por qué siempre las poseídas en las películas son mujeres menudas de poco porte físico o más bien de contextura delgada y los exorcistas corpulentos y/o excedidos de peso?
  ¿Cuando dejar a una menor encerrada con un señor mayor de sexualidad reprimida por su función pública fue una buena idea?
  ¿Por qué un demonio querría ocupar estruendosamente el cuerpo de una mujer cuando es notorio que el poder está en manos los hombres? 
  ¿Si el objetivo dar nacimiento a un bebe demoníaco, por qué querrían esperar a la mayoría de edad para dominar el mundo?
  ¿Los demonios de verdad quieren venir a vivir y ser parte en este capitalismo salvaje?
  Dentro todas las vejaciones que padece una mujer a lo largo de su vida en los distintos órdenes de la vida en esta sociedad hetero patriarcal, son también las receptoras de ángeles caídos, demonios y espíritus malignos que las usan para hacer sus fechorías en este mundo. Como si hiciera falta que más gente habite estas tierras... me imagino a un demonio, que no sabemos con que sexualidad traerá, pero en cuerpo de mujer le puede pintar la selfie en una playa de Cancún all inclusive.
  Con la fama que de la iglesia de ocultar curas violadores de menores, es muy fácil hacer la cuenta, conspiranóica, de que inventar, en modo manotazo de ahogado, un nicho heroico de salvamártires supuestas posesas que piden por el recuperar su alma, cuando ni están en peligro y sólo necesitan ser tratadas humanamente.