Pensar y pensarse es una instancias que filosofía se ha ocupado por siglos, desde este rincón lapidares el concepto inhumano de la pluralidad de conciencias en una misma personalidad. Por un lado tenemos lo que podría tener que ver con lo bipolar que son los estados de ánimo, por otro lado tenemos los que se cambian la identidad por apreciarse un el cuerpo con el género equivocado, también están lo que de manera delirante construyen elementos en su historia inexistentes sintiéndose otros y todo esto está dirigido a intentar de que se trata la locura... pero vamos por partes...
Existe la idea que a todos les haría bien hacer terapia y parecido a esto es decir que todos somos bipolares porque podemos estar tristes y alegres intercaladamente varias veces en un día, este mote marketinero y efectista rotula despectivamente cualquier instancia de la vida, ya sea social, profesional o científica... y no me río me entristece.
Como consecuencia de la herida narcisista que puede significar a la escala de valores del ser humano que encarna el hombre, como autoproclamado superior a la mujer, sólo puede enfrentar al travestimos o conductas no conservadores como ajeno a la normalidad, ¿Quién puede dejar de querer ser hombre? Algunos aportes no científicos de la religión no ayudan a la apertura de los límites que abrazan quienes pierden sistemáticamente con las argumentaciones callejeras como legislativas.
Lo más parecido a lo que plantean como varias personalidades en un cuerpo, puede ser el discurso delirante de la psicosis donde lo inverosímil está a merced de la realidad autogestionada, que anida suplantando la compartida, ahí la convicción es férrea e incorregible ya que ese locura lo equilibra mejor que pensar el mundo real. Esta construcción paralela no es sin un detrimento de la capacidad de coherencia y alejamiento de los otros, ya que será fantástico y carente de solidez... Casi que intentará convencerte de sus ideas.
Nos alejamos así de lo florido y estético que puede ser una pelea interna entre dos argumentos, como cuando un angelito y un diablito discutían en cada hombro sobre una determinación problemática a tomar.
Bancarse los estados de ánimo es más difícil y cohabitar un cuerpo con el nieto de Benito Mussolini, porque el primero es real y el segundo es la metafísica de la ciencia ficción.
Existe la idea que a todos les haría bien hacer terapia y parecido a esto es decir que todos somos bipolares porque podemos estar tristes y alegres intercaladamente varias veces en un día, este mote marketinero y efectista rotula despectivamente cualquier instancia de la vida, ya sea social, profesional o científica... y no me río me entristece.
Como consecuencia de la herida narcisista que puede significar a la escala de valores del ser humano que encarna el hombre, como autoproclamado superior a la mujer, sólo puede enfrentar al travestimos o conductas no conservadores como ajeno a la normalidad, ¿Quién puede dejar de querer ser hombre? Algunos aportes no científicos de la religión no ayudan a la apertura de los límites que abrazan quienes pierden sistemáticamente con las argumentaciones callejeras como legislativas.
Lo más parecido a lo que plantean como varias personalidades en un cuerpo, puede ser el discurso delirante de la psicosis donde lo inverosímil está a merced de la realidad autogestionada, que anida suplantando la compartida, ahí la convicción es férrea e incorregible ya que ese locura lo equilibra mejor que pensar el mundo real. Esta construcción paralela no es sin un detrimento de la capacidad de coherencia y alejamiento de los otros, ya que será fantástico y carente de solidez... Casi que intentará convencerte de sus ideas.
Nos alejamos así de lo florido y estético que puede ser una pelea interna entre dos argumentos, como cuando un angelito y un diablito discutían en cada hombro sobre una determinación problemática a tomar.
Bancarse los estados de ánimo es más difícil y cohabitar un cuerpo con el nieto de Benito Mussolini, porque el primero es real y el segundo es la metafísica de la ciencia ficción.