Los tiburones parecen estar tomando lugares en las películas de televisión a mordida limpia, con perdón de los odontólogos (de animales), nunca se vieron tantos dientes en la pantalla chica. La pregunta es cuando se volvieron temibles o cuando salieron del agua o cuando el humano se ocupo de estar tan pendiente del diente que sale del mar.
Siempre es bueno tener un enemigo, y de los pocos lugares que no alcanza el humano hasta este momento, son las profundidades del océano en toda su extensión simplemente no abarca porque no sería negocio, pero de eso no debatiremos. Sí, genera una instancia mítica o mística para tejer historias con monstruosidades que surgen de la naturaleza para entretener, donde no hay ocio hay negocio.
El humano como especie no tiene un predador natural efectivo, "graciadio", que genera una amenaza real, o bien, la opciones salvajes que lo podrían comprometer habrían sucumbido a nuestros encantos hace varios milenios. Así es pues que producto de la imposibilidad del hombre de extinguirse por una/o, la combinación de la naturaleza en sus distintos aspectos se mezclarían con, en este caso, un mamífero acuático y un plus para deleitarnos con su posible fantasiosa realidad.
Como consecuencia del abanico estético cinematográfico los tiburones+plus más divertidos no llegan a las pantallas grande, siendo los serios y más adaptados a la naturaleza los podemos ver, pero la tv nos da un multiverso sin límites hasta la fecha. Los intrépidos, agua dependientes, vienen con más de una cabeza o volando en las casas, entendiendo que somos más propensos y menos estrictos a ver tiburones fantásticos y bizarros que si cruzamos la puerta.
Es así que cuando debemos temer a algún tipo ser vivo de cualquier forma y manera, el cruzar la puerta de nuestra casa encontramos que la gente se muere por las políticas económicas y los siniestros automovilísticos, pero los tiburones no manejas ni dirigen multinacionales y de ellos somos los héroes con los que pelean.