Destacando que lo importante es transitar el camino, llegar siempre es mejor que el cuento de la llegada. O la frase hecha que dice mejor una imagen que mil palabra... bueno capaz no pega tanto esa última. Sabemos que nos vamos a morir, pero eso no nos hace sentir que sabemos todo lo que va a pasar, no aplica para Nostradamus.
La costumbre que nos ha dado la popularidad de algunas expresiones artísticas y heredadas de épocas donde el acceso a la información cinematográfico era en cuenta gotas; el conocimiento de un final cotizaba en bolsa y le daba un lugar de poder y ostentación a quien portaba ese dato de la trama que definía la calidad de la experiencia a transitar de una película, como si fuera obligatorio sorprenderse cuan virgen lujuriosa a por la consumación de deseo, el estar frente a la pantalla y gozar igual que todes sin ser discriminade portando suntuosamente la ignorancia.
Si el arte fuera ignorancia, los directores y guionistas no estudiarían; en qué cabeza cabe que con la sola instancias del final arruina una trama... de esta manera cada vida humana se tendría que llamar "Te vas a morir" (ataques de pánicos de para vienes y rozagantes). La sensación de pérdida tiene pena de muerte de este momento, donde todo está para asirse indiscriminadamente sin justificativo y perecederamente. Como si esa película o serie, fuera a darnos en ese momento algo, que en otro momento nada ni nadie pudiera volver a ofrendarnos, padecemos de sobreinformación o de sobrevacuidad me preguntaría si fuera filósofo.
