La guerra es algo que en la parte técnica tiene todo un basamento científico, y a su vez carece de toda justificación cultural... - Pero que fuerte lo que escribís, vos sos doctorado en antropología, sociología como para poder justificar tu opinión y bla bla... diría alguien con toda razón y como no estoy en contra de las guerras o de los organismos de control y menos a favor. Tiene que haber una justificación porque evito y denosto este género.
Existen muy pocas expresiones de entretenimiento audiovisual cultural de consumo masivo, que muestre lo nocivo para la salud mental que son las consecuencias de apagar la vida ajena con las propias manos. Para tener una pequeña referencia sólo hay que pensar cualquier película que plantee algún tipo de duelo, cualquiera que sea para dimensionar lo que podría ser acarrear en el cuerpo la sensación de la muerte de un otro.
Al asesino-soldado-serial, claramente evitan exponer mediáticamente esta culpa o elaboración interna para poder transitar su vida, y "las cosas pasan", "hay que ser positivo", "ir para adelante" y todo los demás de los argumentos autoayúdicos.... porque gran parte de las presentaciones estéticas ficcionales de la guerra pasan por alto el pequeño detalle de mostrar, el pequeño cuerpo abatido y degradado por el trajín bélico, generando en lo que me resulta completamente fuera de lo humano, lo convenientemente fantasioso .
Este ideal de otro mundo de la
intramitación de los conflictos internos en pro de una causa noble,
fomenta el horror absoluto de la inhumanidad más extrema.
El invento de la escritura posibilito entre muchas cosas, dejar de tener que matar para vivir. Es así que con la supervivencia asegurada, si sólo tuviéramos la aprobación del otro estaríamos hechos, diría la dialéctica antropológica genética. Pero para justificar la existencia de las guerras en su rigor de control-económico-político está este género, que se ocupa de mostrar de una manera ficcionada, linda y ramplona la peor tragedia que la humanidad puede tener (pausa con celeridad y templanza) pensar que no puede compartir algo.
El invento de la escritura posibilito entre muchas cosas, dejar de tener que matar para vivir. Es así que con la supervivencia asegurada, si sólo tuviéramos la aprobación del otro estaríamos hechos, diría la dialéctica antropológica genética. Pero para justificar la existencia de las guerras en su rigor de control-económico-político está este género, que se ocupa de mostrar de una manera ficcionada, linda y ramplona la peor tragedia que la humanidad puede tener (pausa con celeridad y templanza) pensar que no puede compartir algo.
La normalización, o el intento, en la nuestra civilización de la portación de armas como legítima y necesaria, sin lugar a dudas es una cuenta pendiente de erradicar en nuestra modernidad. Hace siglos que el humano no necesita matar a un ídem para sobrevivir, pero hay desmemoriados románticos de la animimalidad humana que velan por velar lo belo que sería un mundo sin amenazas de vida de un par.
La naturaleza de lo humano no es la salvajada como en otro momento de la especie, no se puede pensar que la ausencia del otro sea una posibilidad para la propia subsistencia, y que los héroes sean hábiles en la aniquilación es una consecuencia del cuerpo que dejó la cultura cuando empezó el lenguaje.