lunes, julio 20, 2020

Géneros Cinematográficos: Viajar en los Tiempos

  ¿Existe algo nuevo que sea escriturable sobre los viajes del presente hacia al pasado o al futuro? Muchio, porque es un tema tan poco pensado desde la perspectiva que voy a plantear, y estoy cansado de ver la imposibilidad de pensar el dolor sin el tiempo... o el tiempo sin dolor.
  Para viajar al futuro es fácil, solamente hay que dormir mucho y evitar los excesos.
  Para viajar al pasado es complica un poco más, porque las fechas ya están escritas y como el orden preexiste al nombramiento en la escritura, siempre estamos un paso atrás de lo pasó, pasa y sigue pasando cuando se escribió lo que se sigue escribiendo; para abandonar esta poesía diré, que el dolor que notamos como iniciático en realidad es la segunda vez que pasa y la tercera es la segunda, la vez cero fue uno pero se escribe la dos que es la que notamos como primera escritura, no hay un dolor... hay los dolores (buen nombre de banda punk hipocondríaca) o el dolor (...proyecto solista).
  Pensar al tiempo como parte nuestra viva, como si fuéramos memoria que circula azarosamente es poético y muy lindo (o triste), porque no somos sólo un entramado de vasos conductores de líquidos ordenados por pulsos, que atraviesan nuestra carne y huesos, para alimentar las actividades eléctricas que soportan la acción celular y el funcionamiento de la personalidad. Esa máquina es la que crece por latido, o segundero, somo el cuerpo del tiempo.
  Lograr una inversión del sentido atómico de la duplicación celular, se la llama degradación o muerte para los amigos. Porque es el tiempo que muere a cada segundo. El intento de detener este proceso es la enfermedad mental, que con la palabra aplicada nos somete a la memoria; ese gran esfuerzo de fijar una imagen alienada, ajena e imposibilitadora del movimiento natural del cuerpo/tiempo, dando por resultado un cero que es uno, que se hace dos y aparecemos de (entre) la reacción de esa díada.
  Es muy clásica, religiosa y hegemónica esa idea que se puede deshacer algún dolor, como si una neurona pudiera desintegrarse por propia decisión, sin consecuencia para el sistema y que eso cure la pena. Para que valga la pena tenemos nuevas instancias y dimensiones de los vínculos y las vivencias. No existe el único amor (los amores, sí), pero el dolor es siempre el mismo.
  ...el tiempo muere a cada segundo (Si, la repetí porque me gustó)