lunes, agosto 10, 2020

Perdida (2014)

Gone Girl (IMDb) "Los que se pelean se aman"

  Esta película de amor me inspiró a escribir estas palabras. Es lo divino transmutador que resulta el poder que tienen dos persona, al unirse desde lo más profundo de su alma fundiéndose en todas las áreas de su vida.
  Las relaciones interpersonales son lo imposible de la existencia humana, en esta expresión fílmica tenemos la cúspide estética cinematográfica de la ominosidad que hacen llamar amor, como si la seguidilla de letras significara algo holgadamenta en alguien, alguna vez, menos algida.
  Es clarísimo que un relato amoroso se alcanza la confirmación, y materialización del proyecto más maravilloso de la unión de dos singularidades, que aunque las tentaciones cundan, el amor és y está
  El denso transitar de los personajes que pierden a cada paso su albedrío, como el lento paso de la arena en su reloj. Sólo con la impavidez tenue de la agonía apacigua el calvario, que significa verse las caras cada día invadiéndose criterios sin criterio y espacios de singularidad.
  La creación de la deidad sabia, cobra sentido cuando las miradas se encuentran entre las cabezas de un mundo saturado de estímulos inprocesables, que se interrumpen por la baja tolerancia a la felicidad de la protagonista que acude sollozante a sus intereses egoístas. Sera momentáneamente, por la misma confusión de un empuje que no cesa de insistir a la búsqueda de las sensaciones, y anhelos por la autocontemplación sin reparos.
  Desde el espacio vacío del inoperante se puede tejer una nueva historia, que dara lugar a la creación evitando el sometimiento del sistema-pareja que se crea a partir de la creatividad cooptada entre malas ideas. Pero el retorno entre mentiras vino a cortar el mar de oportunidades, ese antónimo de salvavidas inflable que por inefable e inexistente estaría relleno de gas venenoso.
  Todos los ríos van al mar y siempre se vuelve, así como creados el une para el otre, la re-reunión no se hizo esperar y las dudas se disiparon por la convicción de la partes a mantenerse incólumes a las leyes naturales de la existencia.
  Perder la noción de los actos en la automatización de la repetición, donde la pena de la soledad sin fin, es un comoditie de la cultura que aliena en su escalada versada sin justificativos, más que el auto-perderse.
  La magia inconmensurable de dar vida a un nuevo ser, que viene a bendecir esta pareja que tanto sufrió, pueda en esta dimensión rodearse de un contexto ideal, con figuras funcionales en su desarrollo kármico.
  El dolor recién comienza cuando llega el final de la película, lejos de las pergeñadas convenciones fantasiosas de posible resolutividad, el vacío existencial por primera vez tienen nombre y lejos de redescubrirse como pareja, se conocen por primera vez.