La felicidad vende, y es evidentemente por su inexistente cuan zanahoria se presenta frente a nosotros tan cercana-inalcanzable. Esta dicotomía que atraviesa la existencia de cada singularidad, que se enfrenta en una diyuntiva que simplemente se trata de hacer, o ser, algo frente a algo-alguien, engloba la todas las tramas de las ficciones que vemos, o bien, nos hacen ver que veamos.
¿Qué hacer frente al ente que insta a frenar en todo frenesí intelectual franco?... Nada.
El recorte de una historia puede durar una hora o cincuenta en el caso de una serie de varias temporadas, pero toda expresión es una foto que nos entretiene y modeliza una respuesta frente a algún aspecto de lo que le pasa al que tuvo la necesidad y fuerza para escribirlo, plasmarlo y proyectarlo en una pantalla.
Las problemáticas ajenas-propias distantes-cercanas como especie no instintual, es un problema de autopercepción como escriba o del lugar social-cultural que transiciona mientras Cronos lo mira por tv; esto que podría ser materia de análisis en algún espacio que se pueda autogestionar-a.la.par, si es que existe la posibilidad en los apocalipsis particulares de cada 1 gestar la creación o crear la gestión.
La ciencia ficción del "final" es una de las grandes mentiras de la estructura del tiempo de la atención humana en su ser-novelado que quiere novelarse, así como la idea que se puede ver el accionar de un héroe, cuando en realidad el camino del ídem es autodetermiando-singular. La mentira que aceptamos del escritor que ideó este entretenimiento, es un ponerle onda a la espera de formar el modelo definitivo que nos conplecerá en la práctica cotidiana.
Cuando sabemos leemos, esperamos y salimos... o nos sale la creación que sintetizamos de lo que sintonizamos con algo y dessistomatizamos de algo.