lunes, octubre 12, 2020

Personajes: Forest (DEVS)

Serie: Devs 
 
  De las peores series mejor escritas y filmadas del último tiempo, si; y todo es para que sigan leyendo que aquí clavan dos ideas que vengo trabajando, tanto la intolerancia del humano al duelo como lo frustrante que dios es cuando mete la cola en el final.
  Los tópicos de poder económico político en emprendimientos privados basados en la especulación matemática de computadoras y su supuesto alcance inconmensurable, han suplantado lo que en otro momento histórico ocupaban la exploración del espacio, la idea de un Dios o varios, que hacían la mieles del entretenimiento audiovisual de distribución masiva; parece inevitable pero no es ingenuo ya que toda empresa mediática tiende al autobombo en materia de dominio de lo digital.
  En esta ficción el "cuco" moderno yace bajo los pies del personaje en cuestión que hace y deshace de acuerdo a sus intereses, ha sabiendas de su destino (por obra de su máquina que le adelanta el futuro) y busca recuperar su familia perdida... pobrecito. Si, la gran meta de este magnate de los recursos digitales es sostener ese recuerdo del ideal que perdió por obra ajena, de manera material como si desde su hiper descubrimiento pudiera evitar su dolor en el cuerpo.
  Justificar la búsqueda de poder y convicción de dominio monopolizante, por la materialización de un proyecto motivado por la pena de unas muertes no elaboradas, es desacreditar el contexto que moviliza al humano en la búsqueda de la supervivencia con un amor filantrópico egoísta, cuando en realidad es el miedo a la muerte y el ser reconocido por el otro lo que nos hace escribir y leer.
  Lo inesperado del final así como la supuesta justificación fantástica deja contento a dios y al diablo, ni un microondas se anima a tanta tibieza. Chorrea catolicismo la introducción de los protagonistas al mundo digital donde todos los deseos se conceden y viven felices en unos y ceros.
  La representación de completud en la foto que dejó de existir, como plausible, es una pena que lejos de inmovilizar, como es su naturaleza, aquí focaliza y bizarrea en un final sacado de la galera insultando al observador que religioniza un triste gozo digital.