lunes, octubre 05, 2020

Arrietty y el mundo de los diminutos (2010)

 Kari-gurashi no Arietti (IMDb)
 
 En materia de animación este espacio estaba en deuda que poco a poco dominaré, y me valdré de esta pieza para frustrar a todos los militantes de la existencia mal. Aqué se identifican los roles casi artísticamente en los primeros momentos y si bien tiene a la claras un coloreo infantil, el contenido es de un vuelo político social contemporáneo que pondría colorado al más comunista... casi un oxímoron innecesario.
  Más que mal acostumbrados estamos de ver tramas simple de un héroe o antihéroe contra un susodicho malhechor, perverso, inescrupuloso y egoísta que vela por su beneficio de algún tipo en algún modo non santo por sobre algo o alguien. Es así que aquí vemos unas subjetividades sometidas por la diferencia (de tamaño), vemos por su pisada (literal) que una sociedad acomodada con privilegios de porte, en su clase se valen de su estructura (física) dominante para sobrevivir y encuentran entretenido el intercambio con los diminutos.
  Esta diferencia, con ausencia intencional de daño hace migrar de su espacio de vida, que en armonía desarrollaban con pequeños hurtos culinarios, hasta el sutil cruce que por curiosidad se encuentran quienes vemos más en pantalla en cuanto a su exposición temporal.
  El éxodo a regañadientes de los conscientes de clase y raza, hace un agujero a quien por impericia relacional y de respeto por la diferencia se obligó a perder, y la despedida emotiva penosa casi se siente más alivio que duelo.
  La falta de dominio de los alcances del daño de la acción en los horizontes de la hegemonía, se transluce como dolor a los sometidos por la inmovilidad de estadío jerárquico.
  La maldad se ejerce tácitamente por asumir al otro como igual o por negar la diferencia.