Estamos frente al estilo de película más adoctrinante, siendo el único que mediante el miedo como medio media la medida vital, de quienes anhelan la continuidad de sus órganos corporales presentes y funcionantes. Tanto cunde el temor que a proliferado distintos traumas... digo tramas, conocidas como horror, gore o slasher que serán abordados oportunamente.
Dos son lo pilares inamovibles de este planteo audiovisual: 1- La idea del "como_ser" identitaria rígida respirante, y 2- La inhibición total de anticipación teñida de ingenuidad. Configurándose situaciones poco verosímiles y no exclusivamente por la fantaciosidad o la ciencia ficción, que pueda escribir le responsable. Si no más bien por la imposibilidad de alcanzar determinados contextos que puedan justificar una acción violenta cruzada estrafalaria que parezca novedosa.
Las escenas creadas perfilan en el espectador una especie de sommelierismo apocalíptico, evitando literalidad mortífera, estamos lejos de tener que matar para vivir, pero el fan hace una preparación idílica de ensoñación y no un suicidio programado, sino filosófica materialista memorabílica. ¿La ficción es pedagógica?... Si. ¿Es adoctrinante también?... Si, como toda religión.
Contar insistentemente con pilares endebles, hace que indoctos ensayen soluciones y lógicas insostenibles y a eso le llamen "pensar". Sumándole la moralina -a tope- con el instinto de supervivencia y la continuidad de la especie, perfila un sentido de la vida obligante a respirar, como si el peligro en el mundo fuera la excepción.