miércoles, noviembre 06, 2019

Personajes: Bil Tench

Serie: Mindhunter

  Ha sido participante necesario con anterioridad el compañero de esta dupla, que dicho sea de paso a partir del segundo grupo de episodio tenemos un componente femenino instalado en la trama, que ya ocupara espacio aquí. Hay que decir que por fin humanizan a este robot que cuenta con claras iatrogénias e impericias, propias de lo desastroso de su posicionamiento frente a la experiencia subjetiva ajena.
  Es notorio lo poco leídos sobre la discursividad y la posición de observador-participante, que se ve en la aplicación de las entrevistas sin excepciones, en particular con este personaje. Es fácilmente mente reconocible, por la marca de la gorra, que es el ala policía de la pareja de investigación científica, siendo en varias oportunidades aleccionado e instruido en pasajes lamentables de su incansable voluntad de negar la iniciativa de satisfacción del ser humano, aún, en contextos carcelarios.
  Difícilmente encontraremos entrevistas aceptablemente dirigidas en toda la serie, no importa que temporada sea, porque la policía necesita un enemigo y poder culpar a alguien (artículo sobre este tema "Matemos al Malo"). Cuando en realidad en los asesinos siempre hay un componente histórico, donde son participes necesarios de tensiones indomables, goce que se le torna inhumano pero lejos de  ser irresponsables de sus actos... lo jode es el goce (frase que no me adjudico la autoría, pero es magistral).
  La tentativa metodológica que plantean como hallazgo mayúsculo, que constaba de escuchar vagamente las necesidades del recluso para poder obtener información, o bien, ponerse en lugar de ellos (empatía) que está bien que se use en el siglo XX o XXI, da igual. Así es que están años luz de poder integrar la dimensión de lo transferencial, que muy bien les haría para poder construir un método menos contaminado de la subjetividad propia... 
  ¿Vos estás diciendo que hagan terapia? (Esto de hablar solo pasa cuando te entrevistas solo)
  Mal no les vendría para lidiar con sus propios fantasmas y poder practicar un dispositivo tendiente a la asepticividad de la relación profesional, entre quien tiene/quiere acceder a una información y el que quiere que la alcance por medios propios del consultante.