lunes, junio 01, 2020

Personajes: Jerry Seinfeld


Serie: Seinfeld

 ¿Escribir algo sobre una serie graciosa de un comediante en tono de comedia de cámara fija, será pues para reírse? Pues fija que no, cuando durante nueve años se observa la existencia sin progreso de un desamorado, nihilista, irónico, sometido recortado en pasajes elocuentes de su vida.
  Luego de decir tal barbaridad, insostenible en innecesaria, tacho lo afirmado y quiero dedicarme a esa pregunta que quizá no responda por completo, porque, como todo resumen, siempre se pone lo mejor o lo peor de uno, dependiendo de lo que se quiere mostrar. La falta en ser de este personaje es la misma que nos acompaña a todos en la vida cotidiana, y en pocas oportunidades se muestra tan a flor de piel como en esta serie.
  La misma puede ser retratada con risas o lágrimas, pero al pensar en una comedia, supinamente se afirmaría, que interpela menos que un drama que nos somete a la sensiblería efectista de la maquinaria climática de los directores del tiempismo de los golpes bajos... (chistes de pedos y patadas en los genitales capitulan como golpes bajos).
  La estética de normalidad de la palabra enferma y es por eso es que la expectativa ansiosa de peligro se recrudece frente la prueba objetiva de la calamidad, eso que no se espera y se impone a nuestra vista... como el chiste, el humorista tiene la misma expectación sigilosa asediante del asesino, que estremece con su operación y la exaltación de la risa nos abraza y quita el aire. Puede calmar nuestra sed de experiencias salvajes en paz, como cuando un certero punto de nuestro cuerpo colapsa frente a la hendidura de un arma afilada y pasamos a otro tipo de paz.
  La sorpresa de lugares comunes impropios de las cosas nos descoloca, cuando lo que creemos que necesitamos en una conexión con lo que vemos; el comediante como el asesino, trastocan el orden, saben que dependen de la un contexto de calma para operar. Está claro que no estamos preparados nunca, para el humor como para la muerte.
  El humor es una forma de morirnos, de matar con lógica el hastío de la palabra, cuando la explosión de carcajada sucumbe a la parsimonia corporal que imprime el supuesto equilibrio corporal natural, aunque que una parte del sentido no dice que no somos naturales y el mundo no es ajeno. Se corta por una milésima de segundo nuestra conexión con el mundo y pasamos a ser una satisfacción de esa lógica  en mini discurso que nos sometió en ese chiste.
   Reírse es una forma de morir gozosa (1- final heroico). 
   El humor mata y revive (2- final alternativo, no me pude decidir por uno solo).