Este género cinematográfico es quizá el menos aceptado marketineramente hablando por la anticipación teórica de la trama que acude a la nomenclación con la intro, nudo y desenlace al unísono... "Vos sabes que vas a llorar y no te voy a solucionar la angustia". La doctrina del espectáculo artístico audiovisual de distribución masiva de acceso discrecional, es la de tener un observador gozoso de júbilo y reafirmado en sus ideal intrinseco desde la pantalla.
Sin tragedia no hay historia para contar en ninguna ficción pensada o plasmada en toda la historia de la trasmisión literaria de cualquier soporte... -Pero, es una afirmación muy fuerte... -Lo digo yo, que me llamo Cosme Fulanito.
Si bien se piensa que este tipo estética argumental va desde la fatalidad hasta lo funesto, sin escalas y aportando al espectador lo cruento de un espacio emocional culturalmente compartido, es el amarillismo del alma penante que abre el ojo y genera, este género, demanda por modelos de solución sobre campos fantasiosos, quebrando sin paz la escencia de estilo vital de esta expresión artística que yace en un lavaje estomacal y banda gástrica como si fuera un 2x1 del ciruja-no guionista del infierno.
Soluciones acordes pido al conflicto, nada más... -Pedís mucho... -Bueno que no se metan en cosas que no quieren responder sin salir de los estereotipos vetustos y rancios de la pobreza histórica.
Al que gusta de escribir quiere mantenerse en el negoricio y para eso hará uso de los recursos necesarios para su supervivencia económica, así es como aparecen resoluciones estrafalarias, bizarras, ilógicas, falaces y arbitrarias con agujeros de guión y coincidencias imposibles para avanzar un sentido jubiloso e imposible sobre un modelo irrisorio de transmisión de sensaciones por el que se aporta a la causa con atención e interés hacia lo fraudulento, moroso, incomprobable, presionada fiscalmente por los impuestos de la empresa de entretenimiento y su propias deudas.
La escopía feliz jubilante de un trampa estética que se ve en la mesa de saldos y ofertas caídas de quien supo velar su más allá del drama irresoluble de la experiencia de hablar y respirar.
La tragedia está mal vista, pero es lo único que vemos.