Serie: The Office (UK)
Existe algo que se pueda decir sobre esta obra de arte que sea interesante de leer, pues no. Si, se puede pensar lo que hace que exista este tipo de expresión audiovisual de acceso masivo cuando el personaje protagónico enigmatiza su posición servicial(mente). La riqueza escrita y actuada de los climas inoperantes de la palabra en su función de intercambio en cada capítulo y en las distintas temporadas, es exquisita.
Según alguien estaríamos en los albores del progreso tecnológico, la humanidad gozaría del beneplácito de la abundancia prospera si no fuera por el único obstáculo, hay humanos; porque seguimos en la servidumbre originaria de la especie cuando se cazaba nómadamente, se rendía tributo al rey o a los aztecas y pensábamos que se podía estar mejor y "Pintarse la cara de color esperanza" como dice el cantante popular
Ya sea que tomemos mate en la puerta de casa o tengamos un yate para salir a las aguas mediterráneas, tenemos en un común una triste marca de solemnidad sobre el deber y el reconocimiento que nos interpela a continuar con la vía masoquista de la acción hacia el ideal mítico de completud.
Ojalá y la esclavitud fuera ese eslabón de la cadena que se pudiera extraer y derrumbar este castillo de naipes que le decimos capitalismo, que con las misma cartas se podría hacer un solitario mucho más divertido que el residuo de la caída del este dispositivo político-económino.
Sabemos de la imposibilidad de alcanzar una vida vívida y nos sometemos a quien dice saber como lograrla como hipótesis de existencia, cuando el quien también tiene la misma ignorancia pero en otro campo, y su sobreactuación hipnotiza al ávido de respuestas. Las imposturas son simplemente una búsqueda de supervivencia en un lugar que no está apto para la vida. Un protagonista que lucha inoperantemente en un mundo operante dirigiendo a inoperantes es un arte de foto de la vida cotidiana.
La incomodidad es la única operatoria que habilita el capitalismo.