Take Shelter (IMDB) "No hay peor sano que el que no quiere ver un loco"
Cuando de psicosis paranoide se trata, las peores atrocidades teórico prácticas el cine a desarrollado, con imprevisibles vericuetos para justificar la operancia paupérrima de su cosmovisión de la salud mental, y los recursos destinados a ella, así como el interés en construir un discurso de esconder bajo la alfombra las falencias del ser humano.
Es así en este caso donde vemos una muy buena descripción del padecer de una psicosis alucinatoria con delirio de perjuicio, donde es ausente el estado y el ámbito privado para contener al protagonista, ve inocuas las intervenciones de los agentes de salud y diezmados sus derechos laborales; invadiendo desde la idea de que es un loco malo que se merece ser maltratado y abandonado por su familia y amigos.
La psicosis requiere un correcto diagnóstico a tiempo que favorezca el tratamiento y el recupero de las habilidades sociales y rutina adquirida previa a la descompensación, en un país serio no se puede quitar la cobertura de salud a un empleado que sufre consecuencia de su accionar productivo... o esta bien caer en la idea de no tomar en los trabajos a mujeres por que se embarazan.
"Vamos que se puede... metamos a todos los locos en un barco o una prisión abandonada y cada tanto les tiramos un cacho de carne y un jabón." (... lo dijo el letrado twitter)
Es interesante el oxímoron del título del film con la acción consecuente en la trama, donde el protagonista pide por refugiarse de su sí mismo, que retorna del exterior en forma de siniestro y lo que recibe del exterior es abandono y negligencia... exceptuando a su esposa que se encuentra abrumada por lo desconocido que parece su concubino.
Es un poco cansador al abuso que el mundo cinematográfico hace del sueño, como recurso narrativo, y muchas veces como en este caso toma el juego de apertura positiva en el final, cuando en realidad es casi seguro que el padeciente termine internado para poder recuperarse. Volviendo a la trama y siendo que el espectador no puede discriminar fehacientemente la realidad de un sueño como es presentado en este oportunidad, se ve que la tormenta es lo amenazante y al aparecer en el horizonte confirma de las apreciaciones que ciernen sobre la conciencia del protagonista o de la esposa, y no queda claro, y es casi delincuente que no se apoye el cierre sobre lo desolador que comprendían las circunstancias de la enfermedad del constructor de refugios, cuando el contexto lo lleva a la posible operación su hija que le daría la posibilidad de escuchar mientras ambos padres están sin trabajo ni seguro médico.
Es un horror social y cinematográfico que se brinde un discurso tan vacuo y mitificador de fantasmas que no favorecen a la inclusión del diferente.